Perdí el rumbo, se me descolocaron los mapas de la vida y perdí el rumbo, hubo meses que me quedé encallado en una isla muy fría y oscura, y otros tantos que estuve varado a la deriva de un mar mucho mas picado del que podía resistir, perdí la perspectiva, y las ganas de seguir remando, estaba solo en mi barco, y no podía compartir delirios con nadie mas, fueron días de angustia y de dolor, de furia y desazón, pero a final , casi por arte de magia y sin darme cuenta, algo me está ayudando a recalcular mi ruta para volver sano y salvo a puerto, al puerto de la vida.
Tengo secuelas de esas largas y dolorosas noches, me he vuelto mucho mas receloso, y acostumbrado, como estaba, a guardarme las quejas, ahora no puedo reprimirme y exploto por cosas q me irritan, aunque sea lo más mínimo, convierto la picadura de un mosquito en el mordisco de un tiburón y necesito que los que están a mi alrededor tengan mucha mas paciencia de la que me merezco, pero estas secuelas son pasajeras, se han producido por un exceso de dolor y tal cual como han venido se marcharan para dejarme ser completamente feliz.