Carta al 2010

Son las dos y cuarto de la madrugada del 3 de diciembre, estamos a días de terminar este año y  como siempre, o como algunas veces, hago  balance de lo ganado y  de lo perdido y esta vez ganan las pérdidas, es triste, pero bueno, es así y tampoco es algo que yo pueda cambiar, no pasa nada, a veces se gana y otras se pierde,  tuve la amarga sensación de perderlo todo, y tuve que recuperarme en silencio bajo la sombra de mi flexo anarajando de mi mesilla de noche, con pocas pero importantes personas que me consolaron, con mas secretos de los que necesito para vivir, tuve que empezar de cero, de nuevo, reconstruir lo construido, abandonar los sueños rotos; una vez mas tocó empezar, no pasa nada , no es la primera vez, pero no por eso esta fue menos dolorosa,  tuve un rápido y fugaz ascenso que solo se quedó en  eso, en un ascenso que bajó casi tan rápido como baja una pastel de manzana si  abres la puerta del horno a destiempo; me quedé en mitad del puente y por unos momentos me vi caer al abismo de nuevo y sin paracaídas, solo por unos cortos e imprecisos momentos. No mas de dos.

Es muy doloroso sentir que mueres por dentro y no poderlo gritar a los cuatro vientos, es muy desagradable sentir que te ahogas en tu llanto, y que no puedes parar de llorar.

Hoy he cerrado otro capítulo, no quiero dejar nada pendiente para el 2011 porque éste, será mi año, cambia la década, y yo con él  cambiaré de década también, así que lo espero con ganas, y  brindaré por ello con un anillo de oro en mi copa de cava el día que todo acabe, y no podré por menos que llorar un poquito por este año que se escapa, que comenzó mágico, y que no va a terminar tan bien como yo me hubiera imaginado.

En fin, son delirios de una canción triste que me hace reflexionar en alto y compartirlo con los pocos lectores de mi blog. son sueños partidos, quizá por el día que es hoy, y lo que significa para mi.