Entre dos aguas

Zas!.... De repente la puerta se cerró, y no había manera de volverla a abrir, se quedó atascada, como si se hubiera levantado un muro de hormigón armado al otro lado que la hizo impenetrable.

La tormenta era cada vez mas fuerte,  había ruidos por todos lados, a la izquierda de la casa había un río, era un arroyuelo en días de verano, lento, suave, calmado y precioso pero con las últimas lluvias estaba muy crecido, y a la derecha el imponente mar, con su sonido tan maravillosamente bonito, pero ahora estaba enfurecido por los aires del temporal.

El techo sonaba, las figuras se caían y se rompían desde las estanterías mas altas hacia el suelo. Los muebles temblaban, la lámpara de araña se descolgó precipitándose sobre la mesa del comedor, los cuadros parecían volar de un lado a otro y yo cada vez tenía mas miedo.

La primera ventana se abrió y un chorro de aire fresco entro en la estancia, un aire nuevo y liberado, un aire fuerte y sanador.  Pensé en correr hacia ella, y cuando estaba al lado, la ventana del lado opuesto  pareció romperse en mil pedazos, dejando un nuevo camino al viento liberador.

Dos grandes huracanes me llamaban,  me obligaban a posicionarme,  y yo no sabía  que ventana era la adecuada, cual la liberadora y cual la destructora,. Estaba agarrado a la barandilla de madera del escalerón principal de mi casa. Sin saber que hacer, sin saber que corriente tomar, así que, me solté, me dejé llevar, y el viento se ocupó del resto….