Construyendo mi torre de cartas de papel

Hace unos años comenzé a construir una torre de cartas de papel, empezé por los cimientos, quería que fueran sólidos, para que la torre durara toda la vida , empleé los mejores materiales, todo el amor y el cariño que pude dar lo dí para esos cimientos, y la cosa funcionó, la pasión se encargó de que  fuera fraguando el hormigón armado de los pilares de mi torre de cartas de papel y así fueron pasando los meses hasta que  tenía construido el primer piso. Fue el piso mas bonito que recuerdo haber visto nunca, uno de los pisos de torres de cartas mas bonitos del mundo.

  Con mucha mas alegría y menos miedo al fracaso comenzé a levantar el segundo piso de mi torre de papel, no fue tan bonito como el primero, una partida de ventanas vinieron defectuosas  y hubo q arreglar el error como se pudo, al final del segundo año de construcción  todo se tambaleaba un poco  pero  salvé los problemas arquitectónicos y continué para delante, con mas ganas y mas fuerzas que nunca, era mi proyecto personal, era mi torre de cartas de papel  y no estaba dispuesto a ver como se caía entre mis manos,  así que seguí como pude,  pero todo eran contratiempos, me fallaron las puertas de cartulina negra, los grifos de cartón piedra se atascaban y  mi pequeña torre de cartas de papel estaba en serio peligro….

Y sin mas, un día, al final del tercer año de construcción, vino un  huracán, uno fuerte , el mas fuerte que se recuerda, y no quedó nada de mi torre de papel, excepto escombros,  ni el primer piso, ese que era tan bonito, ni los cimientos, aquellos construidos con tanto amor, nada….. todo estaba echo añicos delante de mis ojos.

Y lo peor  no es que mi torre de papel quedara hecha escombros, lo peor es que no tengo fuerzas para empezar de nuevo a construir otra.