Conversaciones en el bar de siempre ( parte III, LA CARTA)

Paula recibió una carta, era algo tan extraño en esta sociedad de mails que nos acontece que generó en ella mucha curiosidad, era de Jesús y cuando la vió todo su cuerpo se estremeció a la vez, no sabía que hacer, si abrirla o romperla en ese momento, para ella esta ruptura era mucho más difícil de lo que había pensado en un primer momento, ella había empezado a añorarle pero no quería dar marcha atrás en una decisión que creía que era la acertada.


Estaba sola en casa, sus padres habían salido de viaje, tenían una casa en su pueblo natal, cerca de la playa y pasaban cortas temporadas allí, ella entró en el salón, un salón clásico y pequeño pero con esa sensación de calor de hogar maternal, se sentó en el sillón que hay junto a la ventana y la abrió.

LA CARTA:

Querida Paula:


Te escribo estas líneas porque no me atrevo a llamarte por teléfono, lo he pensado mil veces desde aquella tarde en la que todo terminó, pero no se lo que piensas ni como estas y todo esto me esta causando mas dolor del que puedo soportar.


Te conozco bien y aún no me creo que hayas dejado de quererme de repente, y que no pienses en mi, que no me hayas echado de menos ni un momento, eso sería de una persona fría y sin sentimientos y tú no eres para nada así.


Se me hace muy duro el día a día sin saber nada de ti o de cómo te van las cosas, dicen que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes, y yo me he dado cuenta de que tenía a una persona maravillosa a mi lado, y también me he dado cuenta de que te quiero, me has hecho muy feliz durante todo este tiempo, he tenido sensaciones muy bonitas junto a ti, y solo con recordarte me siento afortunado, por haberte conocido.....


(Paula tuvo que hacer una pausa en la lectura, sus ojos empezaron a brillar y un nudo en el estómago le crecía por momentos, se levantó, fue a la cocina y cogió un vaso del tercer mueble de la parte superior, lo llenó con agua del grifo y se lo bebió despacio, salió de la cocina y recorrió todo el pasillo hasta su habitación)


....Se que seré capaz de empezar de nuevo otra vez, pero no es lo que quiero, y por eso me está costando tanto hacerlo, lo intento, pero soy incapaz de aguantar una sonrisa mas de 3 segundos, se que conoceré a otras personas, pero nadie será como tu, todo me recuerda a ti, a tu música, a tu forma de vivir, a esa forma tan peculiar que tienes de sentir, comprende que no es fácil olvidarlo todo de repente, y para empezar de nuevo antes hay que olvidar.


En fin Paula, que aún te quiero, con esta carta solo pretendo que sepas como me siento, y lo que siento, ojalá me dejes demostrártelo.....



　
Paula se quedó inmóvil en su cama, mirando al infinito y preguntandose si su decisión era la acertada, por primera vez se preguntó, si realmente habría alguien mejor que Jesús con quien poder compartir su vida.